23 jun 2009

El tabique III (Serie Cristal)

El Tabique.



-Lo habías prometido Cris, lo habías prometido- refunfuño mientras empujo la cama contra el tabique- hoy nada de escuchar, venimos a lo nuestro y no…
-No rezongues cariño. Que más te da, tendrás lo tuyo, lo que te preocupa, lo que te trae hasta aquí, de vez en cuando.
-Cris te quiero concentrada, participativa, activa…
-Vale, vale. Toma y come, si no tienes la lengua ocupada no hay quien te aguante, cariño- levanta la pierna abriéndose como un compás y empuja mis fauces sobre la frondosa mata del sexo. Guardo obligado silencio y como y bebo con hambre y ganas de semanas de dieta.
-Así mi niño, así te quiere mamá- ronronea complacida aproximando su oreja al tabique olvidándose de mí.
-“¿Qué vas a hacer? ¡No puedes tenerlo!”- se escuchan voces tenues al otro lado.
-“Pero… es mío. Es nuestro. Ya no se puede hacer nada”-.
-“No se puede hacer nada, ¡haberlo hecho antes!”-.
-“Pero no te gustan las gomas y esto podía pasar, ¡te lo dije!”- el grito termina en un ronco sollozo.
-“Esto es una trampa, te has quedado adrede. Quieres tenerme cogido por los…”
-“¿Vas a insultarme? Además de engañarme, además de hacerme un hijo que no quieres ¿me vas a insultar? Ya no te conozco, ¿Quién eres tú?”- las voces aumentan de volumen a cada frase.
-Lo ves cariño, aquí ocurren cosas interesantes, no todo es meterla, correrse y hasta otra. Hay personas con problemas, con vivencias intensas, aquí hay vidas de verdad, personas que sufren, que aman, que sueñan…
-Pero Cris, no saques las cosas de quicio. Tan sólo es una pareja que no ha tomado precauciones y…
-Qué superficial puedes llegar a ser cariño- fuerzo la apertura de sus muslos y clavo mi lengua, afilada como un puñal, hasta mis dientes. Si quiere profundizar, profundizaré. Emite un sordo grito de placer y me deja hacer pero su mano presiona mi cabeza para que la profundización se mantenga.
-“Soy quien paga las letras de tu moto, quien compra tus vestidos y zapatos, quien paga el alquiler de la residencia…”.-
-“¿Te das cuenta, me hablas de números, de dinero… eso es todo lo que nos une, lo que somos uno para el otro? Tengo la impresión… me obligas a pensar que soy una puta. Una puta con niño”.
-“Si fueses sólo una puta no me costarías tanto, ni reclamarías un paternidad que no quiero, que no puedo…”
-“Pero tú me amas, me los has dicho tantas veces…”
-“Lo habré dicho pero, si haces memoria, sólo cuando te tengo debajo, normal ¿no?”.
Mi lengua está en carne viva y mi primo también, intento apartar su atención del yeso de la pared. La coloco a cuatro patas y se deja hacer pero siempre con la oreja pegada al tabique. Tengo la impresión de estar haciéndome una “manola” con la muñeca hinchable del vicioso hijo de mi portera. Menos mal que la humedad de mi saliva en su entrada facilita las cosas, me adentro al primer intento, cuando toco fondo, suspira ruidosamente y empuja sus nalgas. Me acoplo a su espalda y las manos se apoderan con ansia de los globos oscilantes de sus pechos, los estrujo y tiro de ellos para profundizar un poco más.
-Tú tienes lo que quieres, no importa qué ocurre al lado nuestro, los problemas te dejan indiferente, como te dejarían los míos, si los conocieses- sus nalgas desmienten el comentario, a cada golpe mío reacciona clavándose más, con movimientos rotatorios que me enardecen y motivan.
-“No juegues a ser cínico conmigo. Te conozco y no eres así. Quieres que te desprecie, quieres que te odie… pero no lo conseguirás. Solucionaremos “esto” juntos, cumplirás tus promesas, la dejarás y…”
-“Vives en las nubes, como cuando tenías dieciocho, no creces. No la voy a dejar, nunca has sido una alternativa, tan sólo un complemento y, un embarazo no me hará cambiar, ni siquiera sé quién es el padre”.
-“Me decías que cuando fuese mayor de edad, cuando cumpliese los dieciocho… hace cuatro que los cumplí, tal vez debí reclamarte antes. No puedes llamarme “complemento”, soy tu vida, tu amor único y definitivo, soy tu pasión, tu nueva juventud inextinguible, soy tu presente y futuro y ella… tan sólo tu pasado. Sigues siendo inseguro, dudas de la paternidad, ¡cuando madurarás!, y tú me llamas cría”.
-¡Así, así!- los gritos de mi Cris me animan, acelero el ritmo de mis golpes que se estrellan ente las nalgas.
-No hace falta que me animes cariño, pero tienes que centrarte en…
-No es a ti, estúpido, es a ella, así debe tratarle así… Pero, no te detengas, golpea, entra más y más fuerte ¡capullo!- abandona la pared, eleva su espalda hacia arriba, siempre pegada a mí se mueve y contornea como una serpiente de cascabel. Clavo los dientes en su cuello como el lobo cuando inmoviliza a su presa y me disuelvo en un orgasmo tremendo que me lanza sobre ella, y a ella sobre las sábanas, allí se retuerce bajo mi peso clamando por el suyo.

©Scila/2007

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